Sistema de calificación VS Informes no financieros
Los Informes No
financieros ,al analizar todos los factores deben ser la solución para
discriminar positivamente tanto para valorar que empresas deben recibir de forma
prioritaria las ayudas y los incentivos de los gobiernos, como para valorar los productos que deben ser priorizados por el
consumidor.
Un etiquetaje no es suficiente
para valorar de forma adecuada todos los parámetros, es necesario que el producto
enlace con el informe no financiero de la empresa productora para que el
consumidor tenga en cuenta todas las consideraciones.
¿Cómo se discrimina positivamente? ¿Quien evalúa? ¿Se
tienen en cuenta los informes no financieros?
Nutriscore actúa como un semáforo nutricional: es un
sistema de clasificación de 5 letras y colores, en el que la A de color
verde oscuro es la mejor opción y la E roja la peor, pasando por la B, C
y D.
El sistema se desarrolló en 2005 por un equipo de investigación
de Oxford y fue validado por la FSA (Food Standards Agency británica). ¿Qué valora Nutriscore?
Valora tanto los aportes nutricionales positivos (contenido en frutas
y verduras, fibras y proteínas) como los negativos (calorías, grasas
saturadas, azúcares y sal) por 100 g o ml de producto. Su objetivo es
comparar productos de la misma categoría, de forma que la elección más
fácil sea también la más saludable: vas a comprar cereales pero, ¿cuál
tiene mejor composición? Con Nutriscore, echando un vistazo al envase lo
sabrás.
Nutriscore penaliza las calorías, grasas saturadas, azúcar y sal:
alimentos como bollería, embutidos, aperitivos tienen en común una
composición nutricional poco saludable, con demasiados azúcares o
grasas.
¿Qué productos llevan Nutriscore... y cuáles no?
Nutriscore es un etiquetado nutricional frontal para productos procesados envasados. Quedan exentos:
- Los productos frescos: carnes, pescado, frutas verduras, legumbres
- Los productos que solo tienen un ingrediente en su composición: vinagre, miel... siempre que no estén procesados.
- Café, té, infusiones de hierbas y frutas.
- Alimentos directamente suministrados por el fabricante o tiendas de
minoristas en pequeñas cantidades (como los platos preparados).
- Alimentos que se venden en envases de menos de 25 cm2: chocolatinas, chucherías, barritas de cereales...
- Las bebidas alcohólicas.
¿Qué propone OCU para mejorar Nutriscore?
Nutriscore es un gran punto de partida, pero podría mejorar. Desde OCU proponemos que se vaya un paso más allá :
- Extendiendo el código cromático de “semáforo” a la información
nutricional más detallada que aparece en la parte de atrás de los
envases.
- Teniendo en cuenta el ultraprocesado de determinados productos, penalizándolos.
- Valorando negativamente la presencia de determinados aditivos, como
los edulcorantes: así se evita la paradoja de que un refresco sin azúcar
(pero con aditivos) obtenga una B, por ejemplo.
https://www.ocu.org/alimentacion/comer-bien/informe/nutriscore?fbclid=IwAR3ov5RYqgL8MiAFHbeJFWPU5Ft9XGrH0SO_8W8-7lECLK4xnP0mUkCvUMo
En 2017 una revisión publicada por un grupo de científicos
y nutricionistas españoles, avaló la introducción del Nutri-Score en España,
actualmente otro grupo de científicos y nutricionistas españoles no esta de
acuerdo en como se aplica el algoritmo, ahora el Ministerio de Consumo parece
dispuesto a implementarlo.
Nutri-Score tiene aspectos muy confusos
consecuencia de una aplicación ciega del algoritmo, como la positiva
calificación de algunos alimentos ultraprocesados o de bebidas como la Coca
Cola-zero, cuya contribución a la educación alimentaria de la población, es más
que dudosa. O la ausencia en el algoritmo de la contribución de los
alimentos a la huella de carbono, información imprescindible para una dieta
termodinámicamente sostenible.
Nutri-Score no es la mejor
solución para que comamos bien
Este
etiquetado omite nutrientes beneficiosos dentro de la dieta global, como
vitaminas, minerales o ácidos grasos esenciales.
La mejora de las condiciones nutricionales de la
población supone uno de los grandes retos del siglo XXI. Así lo recoge el objetivo 2 del
milenio, que destaca la importancia de una alimentación “sana, nutritiva y
suficiente”. Pero, ¿qué se entiende por una alimentación sana y nutritiva?
¿Cómo ayudar al consumidor a reconocer qué alimentos poseen estas cualidades?
Una de las iniciativas más valoradas en este
sentido es la de introducir el etiquetado nutricional como herramienta para
ofrecer al consumidor una información alimentaria clara, concisa y veraz que
oriente su decisión de compra y consumo.
Aunque la Comisión Europea no ha llegado aún a
decidirse oficialmente por ningún sistema en concreto, en la práctica, uno de
los que más se está imponiendo en Europa es el Nutri-Score. Este sistema, desarrollado
en Francia, utiliza una gradación de colores y letras para representar
mayor o menor calidad nutricional en el alimento. Desde el color verde oscuro
(letra A) para los alimentos más saludables hasta el color rojo (letra E) para
los menos saludables. El color amarillo (letra C) ocupa el lugar central.
Se trata de una opción que, a simple vista, resulta muy intuitiva y fácil de
utilizar e interpretar por parte de los consumidores.
Sin embargo, existen evidencias de que el sistema Nutri-Score podría
no ser el mejor.
Un algoritmo que omite “nutrientes beneficiosos”
El algoritmo en el que se basa Nutri-Score asigna puntos en función de la
composición nutricional por 100 gramos o 100 mililitros de producto y tiene en
cuenta el contenido de elementos menos saludables (calorías, azúcar, grasas
saturadas y sal) y más favorables (fibra, proteínas y el porcentaje de frutas,
verduras, legumbres, frutos secos y frutas oleaginosas). Hasta ahí, todo
correcto. Sin embargo, la fórmula omite
“nutrientes beneficiosos” dentro de la dieta global, como vitaminas, minerales
o ácidos grasos esenciales, entre otros.
En otras palabras, el algoritmo empleado simplifica demasiado. La
consecuencia inmediata es que no clasifica correctamente a productos altamente
saludables, como es el caso de los aceites de oliva vírgenes (AOV). En un
primer momento, los resultados de la clasificación le otorgaban a los AOV una
letra D (naranja). Tras muchas críticas, se modificó el algoritmo obteniendo
finalmente una letra C (amarillo).
Pero sigue siendo insuficiente. Con esa
clasificación los aceites de oliva vírgenes (AOV y Aceite de Oliva Virgen
Extra-AOVE) se equiparan a los aceites de semillas refinados, puntuando todos
con una letra C. Esto desvaloriza enormemente a los vírgenes, que son puro zumo
de aceitunas y cuyas propiedades
nutricionales son mundialmente reconocidas.
Además, su equiparación con el propio aceite de
oliva común, también refinado, a igualdad de puntuaciones o valor nutricional,
hará que el consumidor se decante por el aceite más barato. Olvida Nutri-Score
que una misma categoría de producto puede contar con diversas
calidades, como pasa con el aceite de oliva. Y esto merece una adecuada
clasificación porque de lo contrario confundiríamos al consumidor.
En definitiva, es necesario contar con sistemas
de etiquetado nutricional para que el consumidor comprenda mejor la información
de la etiqueta. Sin embargo, no debemos precipitarnos y decantarnos por uno de
ellos sin disponer de estudios exhaustivos y rigurosos que prioricen el bien
del consumidor.
En este sentido, son muchos los profesionales que
han defendido los sistemas
de advertencia, como el empleado en Chile, un etiquetado obligatorio
para aquellos productos que tienen cantidades excesivas de ingredientes
perjudiciales para la salud, como azúcar, sal o grasas saturadas. Al ser este
un etiquetado que solo proporciona información “mala” no encuentra el apoyo de
la industria que, curiosamente, parece preferir el sistema Nutri-Score. Sin
embargo, investigadores chilenos destacan que ni
el empleo ni los salarios se han visto perjudicados en la industria
alimentaria chilena desde que se impuso este sistema.
Sí se demuestran, por el contrario, sus resultados positivos, como una
reducción en la compra de productos insanos, una mejor comprensión e
identificación de los alimentos saludables y una necesaria reformulación de
aquellos alimentos con peores condiciones nutricionales. Por cierto que la
reformulación de los alimentos, junto con la educación y la información
nutricional, resultan claves para mejorar la dieta de la población, como así
indican organismos como la Organización
Mundial de la Salud. Algo que nunca ocurrirá si no se cuenta con un sistema
que prime el bienestar del consumidor.
Este artículo se publicó
originalmente en The Conversation.
https://www.huffingtonpost.es/entry/nutri-score-no-es-la-mejor-solucion-para-que-comamos-bien_es_6048a2f9c5b636ed33771fdb?fbclid=IwAR3XmxtdE5bz0KHudaF49Fee1aCIDk1U2HwrqttoWXDkbj-qcR8u03VHNZM
Como Nutri-score
se desarrolla en UK , existe un sesgo
geográfico.
Los
Aceites de Oliva Virgen (AOV) y Vírgenes Extra (AOVE) no reciben una correcta
clasificación en Nutri-Score ya que se le otorga una puntuación C mientras que
a la Coca Cola Cero, por poner un ejemplo sangrante, le dan la puntuación
B. Un consumidor que no esté suficientemente informado pensaría que es más
sana una bebida a base de edulcorantes y aromas sintéticos que un zumo
natural. Todo un despropósito.
Además
se mete en el mismo saco a todos los aceites en general, por su
condición de grasas, cuando no todas las grasas son iguales. Esto confunde al
consumidor dado que se otorga la misma puntuación ("C") a productos
que son totalmente diferentes en cuanto a su calidad y valores nutritivos. A
continuación pongo cuatro productos que en Nutri-Score tienen esa misma
puntuación "C":
1-
Los AOVs y AOVEs, que se obtienen en frío mediante simple presión (de ahí que
se hable del zumo de la aceituna). Al ser un zumo conserva todos los
componentes nutricionales altamente beneficiosos como el ácido oleico, los
antioxidantes y otros ácidos esenciales para nuestra vida. Tras ese proceso de
prensado obtenemos AOV o AOVE (según la calidad avalada por paneles de cata), y
alpechín ( restos de la molienda de la aceituna como la piel, hueso y pulpa).
Ese alpechín se convierte en subproducto utilizado para obtener otros
aceites, lógicamente de peor calidad.
2-
El aceite de oliva a secas, que es el resultado de mezclar una pequeña
proporción de AOV con aceite de oliva refinado. Ese aceite de oliva
refinado se obtiene sometiendo el alpechín a un proceso químico a alta
temperatura (el refinado) que extrae los restos de aceite que no pudieron
obtenerse durante la presión en frío, pero que termina por desnaturalizar las
grasas y los ácidos esenciales tan beneficiosos del AOV. Ese aceite de oliva
refinado es un producto sin apenas olor ni sabor, de ahí que
se mezcle con AOV. Cuando vemos "aceite de oliva" en el supermercado
nos confunden con denominaciones como "aroma", "suave" o
"intenso"pero pensad que son eso: una grasa desnaturalizada a la que
le añaden más (intenso) o menos (suave) AOV para que su color, aroma y sabor
recuerden al AOV, pero que sólo lleva una pequeña proporción de ese zumo
natural.
3-
El aceite de orujo, que es el obtenido mediante nuevos procesos químicos
aplicados en este caso al alpeorujo (subproducto que queda tras obtener el
aceite refinado), y al que también se le añade una pequeña parte de AOV
para que tenga algo de sabor y color.
4-
Otros aceites de semillas, como el girasol, que son productos refinados por
definición, ya que por mucho que estrujes una pipa de girasol, no sale ni gota
de aceite. Pues eso. Se trata de un producto que no puede igualar al AOV. Por
eso últimamente se presenta en el mercado aceite de girasol al que añaden el
ácido alto oleico (que se obtiene del AOV como ya imagináis).
En
definitiva, todos esos productos son para Nutri-Score nivel "C",
cuando vemos que hay diferencias muy significativas entre ellos y nada tienen
que ver desde el punto de vista nutricional. Si a eso le añadimos las posibles
presiones de determinados lobbies para que sus productos sean tratados
"benévolamente" por parte del algoritmo que clasifica los
alimentos en Nutri-Score, obtenemos un etiquetaje que podría tener una buena
intención en principio, pero que termina por confundir en muchas ocasiones al
consumidor, y que para colmo nada nos dice de la otra información que va más
allá del "qué" estoy comiendo: el "cómo" se ha producido
ese alimento. "David Hervas
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Una evaluación de la Ley de Etiquetado y Publicidad de Alimentos de
Chile sobre las compras de bebidas azucaradas de 2015 a 2017: Un estudio
previo y posterior- VS Nutriscore: la herramienta para distinguir los
productos saludables
An evaluation of Chile’s Law of Food Labeling and
Advertising on sugar-sweetened beverage purchases from 2015 to 2017: A
before-and-after study
Chile’s Law of Food Labeling and Advertising, implemented in 2016, was
the first national regulation to jointly mandate front-of-package
warning labels, restrict child-directed marketing, and ban sales in
schools of all foods and beverages containing added sugars, sodium, or
saturated fats that exceed set nutrient or calorie thresholds. The
objective of this study is to evaluate the impact of this package of
policies on household beverage purchases.
La
Ley de Etiquetado y Publicidad de los Alimentos de Chile, implementada
en 2016, fue la primera normativa nacional que obliga conjuntamente a
colocar etiquetas de advertencia en la parte delantera del envase,
restringir la comercialización dirigida a los niños y prohibir la venta
en las escuelas de todos los alimentos y bebidas que contengan azúcares
añadidos, sodio o grasas saturadas que superen los umbrales de
nutrientes o calorías establecidos. El objetivo de este estudio es
evaluar el impacto de este paquete de políticas en la compra de bebidas
en los hogares.
Conclusiones
Las
compras de bebidas con alto contenido en grasas disminuyeron
significativamente tras la aplicación de la Ley de Etiquetado y
Publicidad de los Alimentos de Chile; estas reducciones fueron mayores
que las observadas por las políticas aisladas, incluidos los impuestos a
las bebidas azucaradas aplicados anteriormente en América Latina. Las
investigaciones futuras deberán evaluar los efectos de las políticas
chilenas sobre las compras de alimentos con alto contenido en grasas, la
ingesta dietética y los cambios de compra a largo plazo.
Desde
2011 tenemos 10
años en experiencia para realizar informes no financieros, sabiendo que
se
empezarían a realizar cuando fuesen obligatorios (2020 para empresas de
más de
500 trabajadores, 2021 para empresas de más de 250 trabajadores), esta
experiencia nos indica que para valorar una empresa y sus productos se
deben de tener en cuenta todos los factores, todos los indicadores
relativos a los provedores, para analizar en que condiciones se han
producido, los indicadores relativos al personal de la empresa, a su
gobernanza, su codigo ético, sus medidas de control de calidad, asi como
los indicadores relativos a la financiación de la empresa, los
indicadores relativos a su ambito comercial, asi como los indicadores
del entorno social y su relación con el medio ambiente.
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Un etiquetaje no es suficiente para valorar de forma
adecuada todos los parámetros, es necesario que el producto enlace con el
informe no financiero de la empresa productora para que el consumidor tenga en
cuenta todas las consideraciones.
https://informesnofinancieros.blogspot.com/2021/03/nutri-score-sistema-de-calificacion.html
https://journals.plos.org/plosmedicine/article?id=10.1371/journal.pmed.1003015
Guias Informes No financieros
https://drive.google.com/drive/folders/1XR__vQ7OXZppiVXiCFY4_J7Rsx3quZqU